domingo, 18 de abril de 2010

Caravaggio: La vocación de san Mateo

Material preparado en base al tomo dedicado a Caravaggio por la serie "Grandes Maestros de la Pintura" publicada por la editorial Sol90 de Barcelona, año 2006, distribuidos en nuestro país por el diario El País.

1599-1600. Óleo sobre lienzo 322 x 340 cm. Iglesia de San Luis de los Franceses, Roma.

De acuerdo con las instrucciones dadas, Caravaggio debía recrear los versículos evangélicos que dicen: “Pasando Jesús por allí, vio a un hombre sentado al telonio (lugar donde se recaudaban los impuestos), de nombre Mateo, y le dijo “Sígueme”. Y él, levantándose, le siguió”. Caravaggio fue fiel a estas instrucciones, pero resituó históricamente la escena en un ambiente que todos sus contemporáneos pudieran reconocer: aquí el telonio se confunde con el ambiente de una taberna romana por la disposición de los personajes sentados alrededor de la mesa.
Se trata de una escena aparentemente sencilla, formada por dos grupos de figuras: a la derecha, dos personajes de pie –Jesús y San Pedro- se dirigen a un grupo de cinco personas de diferentes edades que están sentadas alrededor de una mesa, la más importante de las cuales es San Mateo. Nada, excepto la ventana, interrumpe un fondo oscuro y austero. El diálogo se sitúa en términos reales. A una doble propuesta indicada por las manos y las miradas de los hombres de pie sucede una respuesta igualmente duplicada a través del gesto y la mirada de Mateo.
Podemos atribuir a los dos grupos dos naturalezas y dos visiones distintas: la representación de lo sobrenatural, el mensaje divino, por un lado, que personifican Jesús y san Pedro, y la realidad del mundo humano y terrenal, encarnada por el grupo de Mateo. Caravaggio toma partido por la vigencia del mensaje: los personajes de pie asumen un lenguaje eterno, mientras que los personajes sentados son contemporáneos directos del pintor..
El rostro de Mateo revela un tratamiento prosaico, la expresión ante la llamada de Jesús revela incredulidad más que éxtasis. No transmite la transportación que debería sentir un elegido ante la llamada de Cristo.
Mateo aparece vestido con elegancia y de acuerdo con su condición de recaudador de impuestos, como lo indica la moneda asomando en el ala del sombrero. Está sentado con un grupo, también ricamente vestido, con el que al parecer está haciendo cuentas y sumando el dinero que se aprecia sobre la mesa. El haz de luz que penetra en diagonal desde la parte superior derecha, incide directamente sobre san Mateo, mientras el resto de sus acompañantes queda en la semipenumbra. En su trayectoria la luz –que aquí representa a la divinidad, siendo el único elemento sobrenatural de la escena-, destaca el gesto de Jesús, que extiende su dedo para señalar a Mateo y decirle: “Sígueme”. En paralelo a la potente dirección de la luz, se ordenan las manos y las miradas de los personajes, reforzadas por la rica gama de colores claros usados por el maestro lombardo, que van del rojo a los tonos ocres.
La luz de Caravaggio no es científica y, contra toda lógica, el haz principal que ilumina la escena y que incide sobre Mateo como si de un foco se tratara, no procede de la ventana. Ésta aparece como opacada por esa otra luz que procede de una fuente exterior al cuadro y situada detrás de la figura de Jesús. Además, para reforzar este efecto de opacidad, el artista da a los cristales el mismo color de la pared, unificando de esta manera el fondo.
Sorprende igualmente la idea de “instantaneidad”, de captación inmediata suspendida en un momento por la fijación de la imagen, lo que permite observar las distintas reacciones de los personajes.
En este sentido, La vocación de san Mateo, al reflejar la vanidad en las vestimentas de los jóvenes y la opulencia en las ropas de los mayores, la tersura de la piel de los primeros y las arrugas de los segundos, además de la relación de todos ellos con el dinero, podía considerarse como una honda reflexión sobre la salvación y la redención hecha a través de un retrato de grupo.
El lujoso traje y el ostentoso sombrero de plumas del recaudador más joven, es un tributo de Caravaggio al color, al que da un papel primario en la imitación del dato natural, con lo que demuestra su admiración por la escuela veneciana y en particular por Giorgione.
Les dejo a continuación un link a un video de Artehistoria sobre este cuadro:
http://www.youtube.com/watch?v=kFhYT6zM5zU

1 comentario:

  1. ¡Una obra impresionante! Caravaggio era un genio, deja sin palabras a todo el que contempla su trabajo.Muy bueno el comentario de la obra, me ha sido de gran ayuda :)

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